“La formación a tanatopractores es una carretera de doble sentido”

JUAN DIEGO CALDERÓN, Tanatopractor en Áltima y Formador en Tanatopraxia
Otra idea de la muerte es posible. Aunque es un tabú para muchos, esconde grandes sorpresas si la miramos desde otros puntos de vista como el humor, el cine, la literatura, el arte… Los muertos, enseñan a los vivos y ese contenido es el que transmito cuando hablo sobre la muerte en redes sociales desde el proyecto @mortuivivis

SORTEM. – De pequeños, soñamos con ser bomberos, actores, periodistas, médicos científicos o hasta aventureros … ¿Cómo se llega a ser tanatopractor y conseguir que sea un sueño cumplido?

JUAN DIEGO CALDERÓN. – La Tanatopraxia es una de esas profesiones de vocación tardía que no sabes que existe hasta que no creces. En mi caso, se despertó la curiosidad hace ya 14 años cuando dejé mi Extremadura natal para ir a trabajar a Ciudad Real en un bar donde el hermano del dueño era funerario. Internet hizo el resto y di con un nombre que podía enfocar mi camino: Antonio Navarro de la Funeraria de Terrassa. Me puse en contacto con él, orientó mi formación en Tanatopraxia y Tanatoestética, y surgió la oportunidad de realizar unas prácticas en Terrassa. Después encontré trabajo en Serveis Funeraris del Baix Llobregat que es el origen de Áltima, donde ejerzo desde entonces. Así que viví, participé y sigo formando parte del crecimiento profesional de una de las empresas más importantes del sector. Sueño cumplido.

– Cada vez hay más tanatorios y funerarias que ofrecen a las familias el servicio de tanatopraxia. ¿En qué momento de implantación del servicio cree que nos encontramos en España?

J.D.C. – En España, la tanatopraxia como tal tiene pequeños focos que se van iluminando cada día un poco más. Hace unos años, Barcelona era el gran referente, seguramente por su cercanía a Francia. Todavía sigue siendo abanderada en este servicio, aunque el embrión empieza a tomar forma con fuerza en otras zonas. Sobre todo en las comunidades que han apostado por abrir la puerta a la certificación profesional del tanatopractor o tanatopractora. Esto nos dota de un poder, de un reconocimiento a la hora de acondicionar un difunto que antes no existía. Aún queda mucho espacio para la mejora porque a pesar de que avanzamos en legislación y normativa, no se aplica para modificar el método de trabajo hacia la implantación de prácticas de tanatopraxia en general a todos los cuerpos. Tenemos que seguir cuidando y mostrando nuestra profesión para hacerla visible desde todos esos focos.

– ¿Qué argumentos son necesarios explicar y divulgar a la población en general para que la tanatopraxia sea cada vez más demandada y aceptada de forma natural?

J.D.C. – Principalmente tenemos que comunicar que como profesionales, vamos a hacer todo lo posible para que puedan despedirse de su ser querido tal y cómo lo recordaban. A las familias, no es necesario pormenorizarles las prácticas que vamos a realizar sobre ese difunto para que no esté hinchado, no esté morado, no se le note una marca o la entrada de una vía. Debemos transmitir la confianza para que puedan iniciar el proceso de duelo de una forma natural, porque realmente nuestros objetivo final son ellos: los familiares. El difunto es el vehículo que nos permite ofrecerles la imagen que recordarán de él en su despedida, por eso, es tan importante que ofrezca una sensación de paz y de tranquilidad que oculte los efectos que una muerte natural, repentina o traumática provoca. Desde la invisibilidad de nuestro trabajo, tenemos que esforzarnos por hacer visible la imagen que esperan de cada fallecido.

“Desde la invisibilidad, hacemos visible la imagen que esperan de cada fallecido”
– Vivimos un momento efervescente en avances y cambios de filosofía en muchos sectores claves para la economía, ¿el sector funerario ha emprendido ese camino para preparar el futuro? Y, para la tanatopraxia en concreto, ¿cuál sería ese cambio?

J.D.C. – Es cierto que el sector funerario, históricamente, ha sido muy estático. No ha tenido una necesidad real de reinventarse desde los cimientos porque estaba instalado en una zona de confort que era aceptada en general. La liberalización del mercado, el aumento de la competencia, la llegada de nuevas técnicas y productos más seguros, el cuidado del medio ambiente y los cambios sociales y religiosos son factores que han obligado al mercado a moverse. Se ha extendido el uso de tanatorios, se han abierto las puertas a las ceremonias laicas, la cremación aumenta, el tratamiento de las cenizas se diversifica … Renovarse o morir, nunca mejor dicho.

– Dedica buena parte de su tiempo a la formación en tanatopraxia a profesionales funerarios. ¿Qué objetivo persigue comunicar y qué retorno profesional obtiene?

J.D.C. – Me gusta ser tanatopractor y me gusta lo que hago. Desde ese plano, me gusta mostrar a mis compañeros cómo desarrollarlo. No guardo bajo llave como un gran secreto lo mucho o lo poco que sé, prefiero compartirlo y experimentar con ellos como ponerlo en práctica. La formación para profesionales es una carretera de doble sentido, porque el conocimiento viaja del profesor al alumno y al revés. Cuando estoy en una formación se produce un intercambio de experiencias que en la soledad de la sala de tanatopraxia no encuentras. El éxito de las empresas del sector pasa por un equipo motivado y bien formado.

– Parece que hay cierta predisposición a regular la figura del tanatopractor y un interés creciente en obtener el certificado de profesionalidad. ¿Es suficiente o realmente el paso debería ser de mayor calado?

J.D.C. – Es cierto que en los últimos años hemos avanzado en el reconocimiento de la figura del tanatopractor. Es un proceso necesario para regular a todos los que nos dedicamos a esta labor y, desde luego, es un paso importante para normalizar nuestra situación. Pero no es más que el primer estadio que debe acabar fructificando en las aulas y con una titulación reconocida para la formación garantizada de futuros profesionales. Ahora estamos regularizando a los profesionales que ya existen, nuestro trabajo es poner las bases para los que van a venir y que se creen los roles de interrelación entre médicos forenses, funerarios y tanatopractores.

– En materia de prevención laboral, ¿podemos hablar de una profesión de riesgo?

J.D.C. – Tengo la fortuna de trabajar en una empresa que está concienciada con la prevención laboral y sanitaria. Tenemos a nuestra disposición todos los EPIS, cumplimos con la normativa e intentamos minimizar al máximo cualquier tipo de riesgo. Estamos expuestos a sobrecargas musculares, cortes, contagios, productos que pueden afectar nuestra salud… Siempre parto de una lógica y la transmito a todos mis compañeros y en las formaciones, ante un difunto pueden ocurrir cosas no previstas. Por lo tanto, prevención antes, durante y después de cualquier intervención como en cualquier otra práctica sanitaria. Así que tenemos que acostumbrarnos al uso de batas, guantes, mascarillas … porque además son síntoma de profesionalidad.

– Definir Tanatopraxia puede ser el principio de un largo y concienzudo debate. ¿Cuál es la suya?

J.D.C. – Definiciones hay muchas (risas) … La mía está basada en su finalidad, por lo tanto, sería el conjunto de técnicas y conocimientos que usamos para devolverle la dignidad al difunto tras la muerte y ofrecerle una imagen de tranquilidad a los que esperan para despedirlo.■

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«Los tanatopractores trabajamos con sentimientos”

IRENE AGUILAR, Tanatopractora en Mémora

Trabajar con la muerte, te hace tenerla más presente. Por eso vemos la vida de otra manera. Intento no irme a dormir enfadada con la vida, no discuto por cosas que no merecen la pena. Dar la oportunidad de poder despedirse a las familias de un difunto, me hace arrancar cada día. Me siento orgullosa de ser Tanatopractora con todo lo que conlleva.

SORTEM. – Es la imagen de Mémora para muchas de sus publicaciones en medios de comunicación, ¿qué se siente al ser la elegida para poner cara al conjunto de sus compañeros? ¿Qué le ha aportado la experiencia mediática en la vida profesional?

IRENE AGUILAR. –Conseguir ese objetivo no fue nada fácil, fueron 6 horas de reloj haciendo la sesión fotográfica. Era mi primera experiencia ante la cámara y tenía que transmitir la tranquilidad, la serenidad y la confianza que como empresa queremos aportar a las familias. El acierto de la campaña creo que ha sido precisamente elegir a alguien real, que trabaja cada día en esta profesión. La consecuencia graciosa es que ahora me reconocen en todos los tanatorios que visito e incluso por las calles y comercios de mi ciudad.

– Es una de las tanatopractoras más jóvenes en ejercicio de nuestro país. ¿Qué están aportando las nuevas promociones para mejorar y avanzar la Tanatopraxia y el trabajo funerario en general?

I. A. – Sobre todo estamos integrando nuevas técnicas, nuevos productos, nuevas formas de trabajar que mejoran nuestra labor. Piensa que el sector funerario tiene un punto conservador y hermético que dificulta la innovación. Las nuevas aportaciones nos permiten agilizar los procesos, ahora disponemos de camillas eléctricas, la plataforma del coche fúnebre sale sola … implementarlo cuesta, pero al final ayuda. Y, en productos, antes usábamos bases de formol para conservaciones y repatriaciones, ahora intentamos usar siempre polímeros cuaternarios sin formol y no cancerígenos, geles cortantes de hemorragias, algodones que se convierten en gel para taponar … integrarlo lleva su proceso y, en ese cambio, nosotros podemos ayudar.

– ¿Quién fue el culpable de que decidiera orientar su vida laboral a la Tanatopraxia? 

I. A. – Nadie en concreto, no tenía ninguna vinculación directa con este mundo. Pero desde pequeña me ha gustado la medicina y el cuerpo humano, de hecho, me he dedicado al campo de la enfermería. He estado varios años trabajando como auxiliar de quirófano, pero el sector funerario me llamó la atención y orienté hacía allí mi vida laboral. Dejé mi trabajo en 2011, cursé el postgrado de Tanatopraxia de la Universitat de Barcelona y hasta la fecha. La vinculación con la medicina cada vez es más importante, pero todavía estamos lejos de países como Francia, donde la Tanatopraxia está muy ligada a la vida hospitalaria. Todavía nos queda camino que andar.

– Forma parte de una de las primeras generaciones de tanatopractores que ha saltado directamente del aula a la mesa de trabajo y no al revés. ¿Qué ha echado en falta en su formación que la realidad del día a día le ha enseñado?

«Entre Tanatopractores hay un alto grado de compañerismo sin rivalidad profesional»

I. A. – Todos los difuntos no son iguales. Cada uno requiere una forma de ser acondicionado y tratado. Considero que mi formación tanto teórica como práctica fue muy buena y realmente ya estaba preparada para trabajar con cuerpos. Pero me sorprendió el alto grado de compañerismo que he tenido con profesores y tanatopractores tanto de mi empresa como externos. No existe rivalidad profesional como tal y siempre he percibido buena disponibilidad ante cualquier duda.

– ¿Cuándo se activa un servicio qué itinerario de trabajo sigue para preparar un cuerpo?

I. A. – El primer paso, esperar la orden de recogida. Máximo respeto en el momento de la recogida. Empatía con la situación, delicadeza a la hora de introducirlo en el sudario, hablar con la familia y descubrir esos detalles personales del fallecido que te ayuden a que pueda ser recordado como era. Una vez en nuestras instalaciones, seguimos la cronología del aseo, identificación, desinfección, tratar la imagen del difunto para que transmita serenidad y paz aunque haya sido una muerte violenta o repentina y, finalmente, lo vestimos y lo pasamos al féretro. La idea es tratarlo como si fuera tu difunto para ofrecer el mejor recuerdo posible que se llevarán sus seres queridos. Aunque nuestra labor no acaba aquí, tenemos que asegurarnos que la familia tiene la oportunidad de despedirse como se merece y que puede organizar un homenaje emotivo y personal de verdad.

– Acabamos de vivir uno de los episodios más trágicos de nuestra historia reciente con el atentado terrorista de Barcelona. Medios e instituciones han reconocido la labor de las fuerzas y cuerpos de seguridad, el personal sanitario, el voluntariado … pero en ninguna de las listas aparecen los funerarios y funerarias. ¿Por qué cree que su trabajo es tan invisible para nuestra sociedad?

I. A. – Por miedo a la muerte. Sigue siendo un tema tabú y aunque suene recurrente, es más bonito hablar de la vida, suena mejor oír que a la gente se le resucita a través de una RCP, que ha superado una enfermedad … A la muerte nadie la quiere, nadie habla de ella. Hay un cuento popular que lo resume: “Se encuentran la muerte y la vida y, la muerte le pregunta a la vida: ¿por qué a mí todos me odian y a ti todos te aman? Y la vida le responde: Porque yo soy una bella mentira y tú una triste realidad” Por eso, no veremos una imagen de un equipo de funerarios recogiendo cadáveres, nos da miedo la muerte.

– Siempre desde la óptica del mundo funerario, le proponemos que nos recomiende:

I. A. – Una película: “Despedidas” Es una película curiosa sobre ritos funerarios y el papel de la mujer. Un libro: “El lector de cadáveres” que nos sumerge en los inicios de los forenses en la Antigua China. Una canción: En castellano, “Desde mi cielo” de Mägo de Oz. Es una canción un poco lenta, pero tiene una letra muy profunda. Y en habla inglesa, “The End” de Jim Morrison e interpretada por The Doors. Un Poema: “Una noche de verano” de Antonio Machado. Es un poema verídico en el que el poeta se dirige a la muerte después del fallecimiento de su esposa. Un lugar: Me gusta visitar pueblos de montaña y tengo un ritual. Cuando me voy de vacaciones busco el cementerio del pueblo con mis hijos y sólo cuando lo tengo localizado, lo hemos visitado, me he hecho la foto de rigor y les he explicado donde estamos, vamos a la casa rural a alojarnos.

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“Somos generadores de recuerdos”

BERNAT QUETGLAS, Responsable de Servicios Funerarios en EFM, Tanatopractor y Actor

Creo que los servicios funerarios públicos tienen espacio de convivencia con empresas privadas. Los años me han permitido pasar por casi todos los departamentos de la funeraria, algo que ayuda a coordinar al equipo porque sabes hablar su mismo idioma. Soy de los que reman a favor, aunque no siempre haya habido remos.

SORTEM. – ¿Tiene sentido, en nuestro modelo de mercado, la existencia de servicios funerarios municipales o públicos?

BERNAT QUETGLAS. – Sí, tengo la convicción que hay espacio de convivencia para todos los formatos de funerarias: públicas, privadas, mixtas, grandes, pequeñas … El reto es crear el marco legal que acote las normas bajo las que nos regimos por igual. No toda la oferta que hay, cumple las mismas condiciones de calidad y garantía, algo que provoca la sensación de mercantilismo.

– Entonces, ¿la estabilidad pasaría por confeccionar una ley que regulara la actividad funeraria?

B. Q. – A pesar de la liberalización del mercado, tenemos la necesidad de dar forma a una nueva Ley Nacional de Servicios Funerarios, consensuada y acordada. Además, defiendo que debería reflejar el aspecto sanitario que conlleva el servicio funerario. De esta forma, todos tendríamos claro cuáles son nuestras obligaciones y exigencias legales, partiríamos de condiciones igualitarias y nos podríamos dedicar a lo que realmente es importante: dar servicio a las familias.

– ¿Cuáles son los puntos fuertes y los puntos débiles en la gestión de una funeraria municipal?

B. Q. – Bueno, nos movemos más despacio que la empresa privada. Los cambios requieren mayor justificación, el proceso es lento porque exige cumplir ordenanzas, normativas, documentar las iniciativas… Para mal o para bien, estamos más monitorizados que la iniciativa privada por la vertiente política. Sin embargo, contamos con una infraestructura muy bien organizada que es capaz de aglutinar servicios de todo tipo, adaptados a las nuevas realidades familiares, religiosas y culturales en nuestras instalaciones, tanatorios y cementerios. Además, garantizamos los servicios de beneficencia para personas que acreditan no disponer de medios económicos con un servicio funerario digno, gestionamos la mayor parte de traslados nacionales e internacionales de la isla, y damos cobertura a muchas empresas funerarias en aquello que no disponen.

“Si fuéramos capaces de transmitir todos los elementos de un servicio funerario, el precio pasaría a un segundo plano”

– El precio de los servicios funerarios es siempre motivo de polémica. ¿Es caro morirse?

B. Q. – ¿Qué es caro? Si realmente fuéramos capaces de transmitir todos los elementos que participan en un servicio funerario integral desde la recogida del difunto hasta el último detalle de la despedida, junto con todo el equipo humano que ha acompañado a la familia, pondríamos en valor el verdadero trabajo de la funeraria. El precio, igual que otras cosas, pasaría a un segundo plano con la aplicación de esa regulación que hemos comentado. Nosotros, al final, somos generadores de recuerdos.

– Forma parte como vocal, en representación de Baleares, de la nueva Junta de Gobierno de PANASEF. ¿Hacia dónde se encamina la Asociación?

B. Q. – En PANASEF, se está trabajando activamente por dar visibilidad a la situación actual del profesional funerario y activar medidas como la necesaria bajada del IVA. Con campañas como “El orgullo de ser funerario” o la publicación del Decálogo de la profesión, se pretende abordar la figura del profesional y su reconocimiento por encima de todo. Creo que ha sido un acierto centrar el esfuerzo en el individuo y no en el modelo de empresa donde trabaja.

– En su haber, está la acreditación como Tanatopractor, sin embargo, no ejerce como tal. ¿Por qué?

B. Q. – Mira, tuve la oportunidad de formarme como Tanatopractor en Barcelona y, aunque no era algo vocacional, aproveché para exprimir al máximo la formación. Me sirvió, sobre todo, para constatar y profundizar en los entresijos de la actividad, las técnicas, los instrumentales y los productos que se requieren. Algo que ahora uso para comprender las necesidades y los tiempos de mi equipo y, muy importante, para saber que me están ofreciendo los proveedores.

– Combina su actividad en la funeraria con la interpretación teatral en el escenario. ¿Ayuda ser actor en el ámbito laboral?

B. Q. – No, en mi caso. (Risas) Se me nota demasiado, si interpreto en la vida real. Para mí son mundos no comunicados y que desempeñan funciones distintas. El teatro me aporta un espacio diferente donde busco otras sensaciones. Es una aportación más personal.

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“El médico embalsamador me dijo: “¿Entras o sales?”. Y entré.”

ÁNGEL SAN FRUTOS, Tanatopractor y Tesorero en la Asociación Nacional de Tanatopractores

Hace 30 años que trabajo en una funeraria. Ser Tanatopractor titulado es un orgullo, pero todavía queda mucho camino que andar y que luchar. Estamos en un momento álgido para seguir reclamando el reconocimiento oficial de la profesión. Unidos somos más visibles.

SORTEM.Lleva tres décadas dedicadas al servicio funerario, pero ¿qué momento fue clave para que decidiera orientarse a la Tanatopraxia?

ÁNGEL SAN FRUTOS. – La oportunidad de trabajar en una funeraria se presentó por una relación familiar. El día a día en una funeraria es complejo y tienes que estar preparado para actuar como comodín en todas las labores que se presenten. En una ocasión, un médico embalsamador estaba realizando un servicio y me vio en la puerta. “¿Entras o sales?” – preguntó. Y decidí entrar.

Y, ¿desde entonces?

A. SF. – Sentí que me gustaba lo que había visto y tenía la necesidad de seguir explorando esa vía. En esos años, la tanatopraxia en Segovia y casi toda España era comparable a la televisión en blanco y negro, prácticamente no existía. Pero el esfuerzo autodidacta y la búsqueda de información y conocimientos me llevó a insistir en la formación y, por fin, conseguí en 2011 el título oficial de tanatopractor.

Se demanda desde el sector un reconocimiento profesional para la figura del tanatopractor  en España, ¿no basta con una titulación oficial?

A. SF. – Para nada. Es un primer paso, desde luego. Tener el título firmado y sellado por las autoridades del Estado, dota de credibilidad y presencia a la profesión. Igual que el Certificado de Profesionalidad, bajo el control del SEPE, acredita al titular de los conocimientos teóricos y prácticos para el desarrollo de la actividad como tanatopractor, tanatoestética, embalsamador y coordinador de servicios funerarios. Algo que, de momento, no se puede aplicar en todas las comunidades, a pesar de tener el título que lo certifica.

Pero resulta contradictorio …

A. SF. – Exacto. Y esa es la primera barrera que tenemos que romper. Por ejemplo, en mi comunidad, yo no puedo firmar embalsamamientos. Sin embargo, en Galicia o Canarias, los compañeros ya pueden hacerlo. Nuestra esperanza es que se produzca un efecto dominó. Es decir, que por agravio comparativo, las demás comunidades adecúen su normativa igual que lo han hecho las comunidades vecinas.

“Nuestra esperanza es que se produzca un efecto dominó y podamos ejercer por igual en todos los territorios”

Compagina su labor en la funeraria con la tesorería de la Asociación Nacional de Profesionales Tanatopractores. ¿Cuál es la labor de la organización?

A. SF. – El principal objetivo es el de luchar por el reconocimiento de esta profesión. La idea es la de canalizar y trabajar por cambiar nuestra situación actual. Somos un nutrido grupo de tanatopractores que perseguimos un fin general para difundir y dar cobertura institucional a nuestra figura.

Y eso se traduce en …

A. SF.– En pequeños avances que no son todo lo rápidos que a todos y todas nos gustaría, pero estamos en el buen camino. Hemos conseguido transmitir nuestras inquietudes al responsable del Ministerio de Sanidad del anterior Gobierno y, ahora, estamos trabajando para poder hacerlo también con el actual responsable. La clave es la insistencia y, personalmente, creo que estamos en un momento álgido que, aunque lento, es inevitable.

¿Qué es lo que le hace seguir motivado para seguir tratando con la muerte?

A. SF. – No creo que haya una motivación especial, no es diferente a la de cualquier otro trabajo. Puede sonar a tópico, pero recibes más de lo que das. La tranquilidad de la familia, la sensación de que has ayudado a que empiecen a superar la falta de su ser querido, frases como “parecía que estaba dormido” … Al final, se trata de comprender que estás allanando el camino de la despedida para que sea lo más serena posible.

– ¿Qué determina esa entrega?

A. SF. – Me refiero a qué todo se reduce a algo tan simple y, al mismo tiempo, tan difícil como escuchar los deseos de sus seres queridos. Además, de los aspectos técnicos que se presuponen, debes tener en cuenta factores tan dispares como hacia que lado se peina, que ropa la define, algo tan lógico como ponerle su dentadura… Son esos detalles los que humanizan nuestra labor.

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“Funermostra se vive antes, durante y después”

BEATRIZ COLOM, Directora de FUNERMOSTRA

Desde el año 2000 dirijo FUNERMOSTRA, Feria Internacional de productos y servicios funerarios. He vivido una increíble evolución del sector y eso se refleja en cada edición con novedades sorprendentes. La profesionalización de los expositores atrae al público internacional y ayuda a vivir la feria de otra manera.

SORTEM.Hemos disfrutado de 14 ediciones de FUNERMOSTRA. Como directora de la feria, ¿qué se siente al representar un evento tan significativo para todo el sector funerario?

 BEATRIZ COLOM – Es una gran satisfacción poder disfrutar y vivir esta feria. Son muchas ediciones que poco a poco han ido convirtiendo a FUNERMOSTRA en un foro referencial del sector nacional e internacional, con un incremento contrastado de visitantes cada año. Es un gran encuentro que crece gracias al gran trabajo e inversión que realizan los expositores.

Contar con el privilegio de poder mirar hacia atrás y compararlo con el presente de esta edición, permite observar la evolución que se ha tenido. En su opinión, ¿cuáles han sido los mayores cambios que ha sufrido el sector funerario a lo largo de todos estos encuentros en Valencia?

B. C. – Sobre todo destacaría la importante labor que se ha realizado en cuidar la presentación del producto. Antes los stands eran espacios menos personalizados, más sencillos y prefabricados. Ahora, como hemos comprobado en esta última edición, los espacios cuidan mucho su diseño, con una intención muy clara de resaltar las novedades expuestas e identificar quién expone. El esfuerzo y la estrategia de marketing ha crecido al mismo tiempo que también ha aumentado la capacidad de traer y presentar siempre algo innovador. Algo que, año tras año, ayuda a dinamizar la feria.

– Coordinar y consensuar en un evento de esta dimensión no es una tarea fácil. ¿Cuál ha sido el reto más complejo al que se ha enfrentado la organización en esta edición?

B. C. – Realmente ha sido coordinar la presencia de la FIAT/IFTA en FUNERMOSTRA 2017. Un evento con repercusión internacional, al que han asistido integrantes de hasta 30 países, con la complejidad de las distancias, las diferencias horarias, el protocolo, la logística … Pero la dedicación y la constancia, han hecho que el encuentro se pudiera producir en Valencia y ha sido de un gran valor para la feria.

– FUNERMOSTRA es ya una cita obligada en el calendario funerario internacional. Este año hemos constatado un incremento notable de presencia extranjera tanto en expositores como en visitantes. ¿Cómo valora la entrada de nuevos mercados?

B. C. – Imprescindible. Es importante que el visitante extranjero conozca y entre en contacto con las empresas españolas del sector para conocer nuestras novedades y que comprueben la capacidad que tenemos en España para ayudar al mundo funerario. Por eso, estamos contentos de la gran presencia de visitantes internacionales. Y, en ese intercambio, destacamos la espectacular acogida que hemos tenido con expositores de otros países. El ánimo que se respiraba era el de abrir nuevos mercados.

“Es imprescindible abrir nuevos mercados con visitantes y expositores internacionales”

Siempre se ha dicho que el funerario es un sector bastante hermético. ¿Qué acciones se han desarrollado para abrir la feria fuera del recinto y hacerla más atractiva a un público más generalista?

B. C. – Este año hemos querido sacar a FUNERMOSTRA a la ciudad. Hemos realizado una “Muestra cultural sobre la vida y la muerte” en el Palau de l’Exposició de Valencia del 23 al 28 de mayo con la colaboración de Grupo Albia, Funespaña y AFCM . Y, previo al inicio de la exposición, convocamos junto con la Revista ADIÓS CULTURAL un concurso de arte urbano en el cauce del río bajo el tema “El ciclo de la vida”. Nuestro interés es seguir en esta línea para normalizar y provocar que se hable con naturalidad de este sector.

Desde su experiencia como directora de FUNERMOSTRA, ¿qué debe tener en cuenta un expositor para poder exprimir al máximo una feria antes, durante y después del evento?

B. C. –  Antes, informar a todos sus contactos sobre su presencia, anunciar sus novedades y ayudar a que vengan a visitarlos. Durante, realizar una correcta presentación de sus productos o servicios. Pero el gran trabajo empieza después, que tienen que perseguir, perseguir y perseguir a todos los contactos abiertos. El retorno de un evento como FUNERMOSTRA se mide en la capacidad de gestionar y concretar todas esas solicitudes de información recibidas. La exposición dura tres días, pero se debe trabajar mucho tiempo antes y sobre todo después.

Decimos adiós a la 14ª Edición, ¿qué le pide a la 15ª?

B. C.  – Como mínimo que sea como la de este año. Pero mejorar es el reto en general y, por supuesto, seguir incrementando la presencia internacional tanto de expositores como de visitantes. Acabamos de cerrar la 14ª y ya estamos trabajando en la 15ª, que es dentro de dos años, con algunas ideas que en los próximos meses deberemos dar forma.

No quiero despedirme sin dar las gracias a expositores y visitantes, así como a los patrocinadores y colaboradores, porque sin ellos este certamen no sería posible.

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“Soy la quinta generación de una familia de funerarios”

NATALIA PLANAS, Directora en Funeraria de Jesús

Funeraria de Jesús está a punto de cumplir siglo y medio de historia. Con 24 años asumí mi responsabilidad en la empresa, lo dejé todo y volqué mi vida en continuar con el legado de mi tatarabuelo: don Juan Jesús Albarracín Sánchez-Osorio. He aprendido a amar esta profesión y sobre todo a gestionarla para el futuro.

SORTEM.Representa a la quinta generación de funerarios de su familia, pero ¿por qué decidió orientar su vida profesional a continuar la tradición familiar?

 NATALIA PLANAS. – Mi primera intención no era orientar mi futuro a continuar la tradición en la funeraria. De hecho, me crie bastante alejada de este mundo, pero a raíz de la necesidad de ayuda que requería el negocio familiar, me trasladé a Murcia y asumí mi responsabilidad en la empresa. Al principio con respeto y pudor como cualquier persona ajena, pero poco a poco este trabajo atrapa, obtienes un feedback muy bueno con la gente y recibes el agradecimiento sincero de las familias. Además, era un reto personal para modernizar instalaciones, adaptar el servicio, gestionar el equipo, innovar productos, … Y hasta hoy.

Cuando en 1870 se fundó Funeraria de Jesús, se hizo bajo el régimen de carpintería y funeraria. ¿Qué conservan de aquellos primeros años?

N.P. – De aquellos primeros años, por desgracia, nada. De la época de mi bisabuelo, todavía guardamos dos carrozas funerarias de madera, esculpidas con tallas de gran belleza artística, que eran tiradas por caballos. Años después, fue mi abuelo el encargado de motorizarlas para transformarlas en automóviles. También conservamos un féretro de dos tapas muy curioso. Antiguamente se velaban a los difuntos en el domicilio particular, por eso, una de las tapas de la caja, incorpora una pequeña capilla con un cristo e iluminación.

Siempre han estado muy ligados a Murcia, sus tierras, sus tradiciones … ¿Qué peculiaridades tiene la región respecto al servicio funerario?

N.P. – Hoy en día no existen grandes peculiaridades en el servicio, tan sólo algunos detalles que cada zona conserva. Quizás lo más llamativo de Murcia es la gran cantidad de “pequeñas funerarias” que existen. A diferencia de otras zonas de España, en nuestro modelo no hay grandes grupos que monopolizan el servicio, sino que está más repartido. Somos muchas funerarias, pero más pequeñas y diversificadas.

Lidera una “pequeña funeraria”, que como en otros muchos sectores, convive con grandes grupos que se antojan grandes competidores. ¿Cuáles son los retos que deben acometer empresas como la suya para adecuarse a este momento de mercado?

N.P. – Hay dos ejes básicos. Saber estar a la última en productos y en servicios igual que los grandes y, al mismo tiempo, personalizar el servicio. Una empresa pequeña tiene más capacidad de personalizar, de hacer sentir más cómodas y participativas a las familias, identificarnos más con la zona a la que pertenece … Somos una funeraria murciana, así que conocemos mejor las costumbres, las necesidades, los recorridos y las gentes de nuestra región. Pero debemos combinarlos con la condición de ofrecer todas las opciones posibles igual que lo haría una gran compañía funeraria.

En este sentido, ¿qué ventajas tienen que potenciar las “pequeñas funerarias” para seguir siendo competitivas?

N.P. – La base está en la atención personalizada al cliente. No dejamos de ser una empresa de servicios y la atención a las familias que acaban de perder a un ser querido tiene que ser perfecta. Tenemos que dar cobertura inmediata a todo el proceso de forma bien orquestada para que se sientan arropados y acompañados en todo momento. Nuestra gran ventaja se mide en la confianza que generamos a la hora de afrontar un servicio y también en el recuerdo que queda de nuestra labor. Por eso, los pequeños tenemos mayor capacidad de adaptación y personalización de los deseos de cada familia.

“La presencia de la mujer en el sector funerario es cada día más importante e imparable”

Se suele tachar a la profesión de ser preferentemente masculina. Solo alrededor de un 28% de puestos de trabajo son ocupados por mujeres. ¿Queda mucho camino por andar?

N.P. –Cuando empecé con 24 años a dirigir una empresa de un sector que me resultaba totalmente desconocido, me impactó que cuando iba a reuniones, convenciones, ferias, simposios… el 90% eran hombres. Pero en esta última década ha empezado un cambio importante e imparable. Cada vez hay mayor presencia de mujeres funerarias y es algo natural. ¿Queda camino por andar? Seguro que sí. Dicen que la incorporación de la mujer aporta una sensibilidad diferente, personalmente creo que lo importante es desarrollar tu profesión con toda tu valía.

Desde el sector se reclama una nueva Ley de Servicios Funerarios que regule de forma clara, moderna y transparente la actividad. ¿Qué le pide a la Administración para dar continuidad con garantías a su trabajo?

N.P. – Sobre todo que se reconozca la profesión del funerario. Poner en valor la labor del funerario o el tanatopractor igual que se hace en otros países del mundo. Detrás de este trabajo hay mucho esfuerzo, técnica, experiencia y formación que debe ser reconocida a nivel político, administrativo y social.

Con casí 150 años de historia, cuando esta entrevista la lea una futura novena o décima generación, ¿qué mensaje le gustaría dejarles?

N.P. – Pensarlo me emociona. Sería un orgullo que llegara una novena o una décima generación porque eso significa que las generaciones anteriores han hecho un buen trabajo. Les diría que sigan trabajando con el máximo cariño y sin perder la parte humana en el negocio.

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“Ser funerario es tan duro como apasionante”

SALVADOR LAGARES, Funerario y Tanatopractor en Mémora

Todas las personas que trabajamos en este oficio lo hacemos con pasión, amando nuestro trabajo. Con 16 años entré a trabajar en Funeraria La Estrella, corría el año 1980. He participado en entierros y he preparado difuntos de casi todas las creencias religiosas y laicos. La única realidad es que tarde o temprano, hemos de morir.

SORTEM.Un Volvo 740 de la época fue el primer coche fúnebre que tuvo al volante, ¿cuántos kilómetros de carretera ha acumulado desde entonces?

SALVADOR LAGARES. – Han sido tantos los kilómetros que he hecho que me resulta difícil dar una cifra exacta. Es cierto que ahora se hacen menos, bien por las incineraciones o porque hay más compañeros. Pero durante toda mi carrera habré hecho más de un millón de kilómetros al volante de un coche fúnebre.

Ha participado en servicios para creyentes católicos, musulmanes, judíos, budistas, testigos de Jehová, evangelistas, ortodoxos, no creyentes… ¿Coincidimos en algo?

S.L. – La muerte es una realidad igual para todos. Unos creen en una cosa, otros creen en otra o sencillamente no creen en nada, pero todos coinciden en llorar y despedir al ser querido. La diferencia radica en el tratamiento del cuerpo y el protocolo del servicio: unos lo entierran, otros lo incineran, otros requieren un tipo de ceremonia, pero básicamente el dolor es el mismo para todos.

El camping de Biescas, el accidente del YAK-42, el autobús de Soria… A lo largo de su carrera, le ha tocado vivir la tragedia de cerca en muchas ocasiones, ¿cómo se reacciona y de qué manera se puede colaborar como funerario para gestionar la magnitud de la desgracia?

S.L. – Mira, a veces, da la sensación de que la gente piensa que el funerario es una persona sin sentimientos, inmune a la tragedia, personas frías que ni sienten ni padecen el dolor ajeno. Pero nada más lejos de la realidad, sentimos y vivimos cada momento de despedida igual que todos, pero más veces. Cuando te tocan vivir desgracias como las mencionadas, intentas abstraerte y concentrarte en tu trabajo para dar una respuesta de muchísimo cariño a los familiares. Cuando participé en el suceso del Camping de Biescas, estuve cinco días seguidos viajando y cada vez que llegaba a Jaca, seguía colaborando con voluntarios, Cruz Roja, personal sanitario y autoridades. Experiencias como estas, te llegan al alma, te hacen ser mejor persona y ver la vida de otra manera.

¿Existe un protocolo de actuación para dar un servicio y una cobertura adecuada a casos como los anteriores?

S.L. – Sí, existen protocolos y pautas para actuar en tragedias de esta magnitud. Empresas como en la que trabajo, Mémora, tienen la capacidad y la infraestructura para aportar medios. Después, la realidad puede hacer que el protocolo cambie o se modifique porque las circunstancias de cada caso son diferentes. En un accidente de tráfico, por ejemplo, sabemos muy bien los pasos que debemos dar para que la familia pueda despedirse en paz de sus familiares. Pero no puedes evitar que el dolor te sobrepase cuando ves familias rotas y, al final, es la experiencia y la profesionalidad la que marca el camino.

“Este oficio de funerario engancha, no puedes dejarlo”

Ha sido uno de los tres primeros tanatopractores titulados de Zaragoza, ¿qué evolución está teniendo la profesión en Aragón?

S.L. – En Aragón, sobre todo en Zaragoza que da cobertura a toda la comunidad, no hay una gran demanda de Tanatopraxia. Cuando obtuve el título en 2010, hacía sobre unos 30 servicios de tanatopraxia mensuales. Actualmente, seguimos siendo tres los tanatopractores titulados en Aragón. Creo que hay mucho camino que andar, hemos dados pequeños pasos, pero todavía queda mucho que enseñar y mucho mercado para crecer en lo que a tanatopraxia se refiere.

Siempre disponible para servicios en días festivos, noches, cumpleaños, momentos familiares, vacaciones, largas jornadas laborales… ¿Qué recompensa tanta dedicación?

S.L. – Este oficio de funerario engancha, no puedes dejarlo. Me tomo este trabajo con muchísima pasión, amo lo que hago y la mayor recompensa es dar la oportunidad a un familiar de despedirse en paz de un ser querido. Cuando una persona te da la mano y te agradece lo que has hecho, cobra sentido todo.

En casi cuatro décadas entregadas al servicio funerario, ha sido protagonista de la evolución del sector en método y forma. Con esa perspectiva histórica, ¿dónde hay que seguir insistiendo para mejorar la profesión?

S.L. – Para poder mejorar esta profesión, sin duda, hay que seguir insistiendo en la formación del trabajador. Todas las empresas, tanto las grandes como las pequeñas funerarias deberían seguir apostando por la formación de buenos profesionales. La inexperiencia y la falta de formación, provocan situaciones de dificultad en transportes, acondicionamientos y trato con la familia. Ser funerario es mucho más que ir con una camisa y una corbata. Es necesario enseñar gestión, técnica, psicología y transmitir la pasión necesaria para serlo y vivirlo.

– ¿Cree que la responsabilidad y el compromiso del papel del funerario está poco reconocido en nuestra sociedad?

S.L. – Poco reconocido no, no está nada reconocido; hasta que descubren como podemos ayudarles. La sociedad nos ve como “bichos raros”, aunque aquí trabaja gente maravillosa. Siempre se acuerdan, en Noche Vieja por ejemplo, de los policías, los médicos, los bomberos … que están de guardia, pero nunca hablan de los funerarios. La muerte y lo que la rodea sigue siendo un tabú en nuestra sociedad.

La experiencia de ser funerario, seguro que también le ha aportado momentos para la sonrisa como …

S.L. – El sentido del humor siempre ayuda. Al final, todo el equipo de compañeros pasamos mucho tiempo juntos, casi más que el que pasamos en nuestras casas. Y la risa hace que todo sea más llevable. Y, confieso que alguna cosa hemos hecho como al llevar el coche fúnebre a pasar la ITV. ¡Ya te puedes imaginar!

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